DE TODO UN POCO

DE TODO UN POCO

domingo, 19 de diciembre de 2010

MI CARTA A LOS REYES

Algunos dirán que ya no estoy en la edad de hacer esto, pero sinceramente, me importa un bledo. Para empezar, y lo admito, no he sido buena del todo, pero tampoco un demonio, y total por pedir...

Queridos Reyes Magos:
Me llamo Sonia, y aunque desde pequeñita me dijeron que los reyes no existen, no me lo creo! 
Vale, en ocasiones me he portado mal, a veces de manera consciente y otras sin darme cuenta, pero errar es de humanos, no?

Este año quisiera que me dotéis de mucha salud, para afrontar las dificultades que se puedan presentar (por favor, si está de vuestras reales manos, que sean poquitas); por supuesto también para mis amigos, en especial para Ezequiel, Carmela, Adán, los Sergios, Santi, que me han aportado muchísimos momentos de felicidad y me han acompañado en lo bueno y en lo malo, aunque también me han dado un poco de por culo, y perdonad que sea tan mal hablada! 
Seguro me dejo a alguien atrás... pero que también les deis mucha salud; y como no... a todas nuestras familias.

Podríais también hacer algo con respecto a mi estabilidad laboral? Os estaría eternamente agradecida, es que la cosa está.... que os voy a contar, seguro este año ni contáis con camellos para transportar regalos, si es que hay regalos, claro!!!



Que el mundo se arregle, joder!!! Que ya llevamos más de dos mil años de miserias, guerras, injusticias, precariedad, hambre, desigualdad...y ya vale!!!

Un ADSL tampoco me vendría mal, esto del wifi y la puñetera repisa van a acabar con mi paciencia.

Ahora lo más gordo, quiero pasar el resto de mi vida con él, envejecer a su lado, mimarle y que me mime, sin que seamos una carga el uno para el otro, hacerle un café por las mañanas, y que él me lo ponga a mí en las meriendas; compartir el pan y las cebollas, eso sí que no me elija mi champú y yo no le elegiré el suyo (como la canción), ver las estrellas cada noche a su lado sin ventanas que nos separen, amarle sin condiciones y que me ame de la misma forma, libres como el aire, pero juntos, un solo corazón.

Al final me tendré que conformar con el saquito de carbón...pero qué lindo es pensar que los deseos se puedan hacer realidad. Que bien me viene, de vez en cuando, soñar!!!!

jueves, 9 de diciembre de 2010

DEL OLVIDO

La echaba de menos,
en realidad, se echaba de menos así mismo,
al hombre que fue junto a ella.

Añoraba todos esos otoños e inviernos
primaveras y veranos
rodeados de traviesos y joviales chiquillos.

Nostalgia de aquella época
en la que escuchaba pronunciar su nombre
sintiendo que cada sílaba se refería a él.

- Dime, ¿quién soy? -preguntó ella como una niña asustada.
- Amor, tú eres yo; cariño, yo soy tú.

Iba perdiendo sus pétalos
pero el perfume de la flor
siempre quedará en su corazón;
la enfermedad del olvido
no podría con su Amor.

martes, 16 de noviembre de 2010

VALE LA PENA ESPERAR

A mis 36 años, me siento como una de esas chiquillas con las que se experimenta el test de Marshmallow. Y es que me han puesto delante de las narices un caramelo, a simple vista bastante apetitoso! 
Estoy sola frente a él; y sé que si no me lo como ahora, en el futuro tendré un caramelo mucho mejor, con más matices en el sabor, vamos! toda una delicatessen. En algunas ocasiones, tengo la tendencia de posponer un beneficio rápido por un disfrute mayor a largo plazo.... y es que por el otro caramelo... vale la pena esperar.



                http://www.youtube.com/watch?v=QX_oy9614HQ


viernes, 12 de noviembre de 2010

MOBBING

 Definiciones:
  • “situación en la que una persona (o grupo de personas) ejerce una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente sobre otra persona o personas en el lugar de trabajo con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el lugar de trabajo” (Leymann).

  • “el ejercicio de la violencia psicológica externa que se realiza por una o más personas sobre otra en el ámbito laboral, respecto de la que existe una relación asimétrica de poder” (Instituto Nacional de la Seguridad e Higiene en el Trabajo).
Definición genérica→”un comportamiento recurrente y sistemático, realizado en el lugar de trabajo por compañeros o superiores jerárquicos de la víctima, que goza de un apoyo o un encubrimiento tácito de la organización, y que, debido a su carácter claramente vejatorio y humillante, atenta a la dignidad de la persona y la perturba gravemente en el ejercicio de sus labores profesionales”.

Tengo una amiga que sufre, desde hace tres años, acoso moral en su lugar de trabajo. La conozco bien, es una persona con demostrada inteligencia, competencia, creatividad, integridad, talento y dedicación; si no... de qué? Evidentemente, no cualquiera puede ser victima del acoso, y no cualquiera puede ser acosador. Su acosador es una persona que sabe que no puede tener las virtudes de las que ella goza, por lo tanto, tiene que "eliminarla".


Y por qué existen este tipo de "personajillos"? Está claro, por la existencia del ser humano en sí con todas sus miserias; en tanto existan los celos, las envidias, las ambiciones de poder, seguirán existiendo los acosadores.

Ella todavía no se puede creer que le esté ocurriendo esto, pues me cuenta que cuando se conocieron se llevaban bastante bien, incluso en las cenas de trabajo llegaron a bailar juntos!!!! Guarda una foto que inmortaliza el momento baile. Después.... todo cambió...


Claro, todo cambió, y yo me quedo pensando... cuál fue el desencadenante del conflicto? Y es que está claro, observó los potenciales de la chica, se sintió amenazado (creo que le gusta ser centro de atención de las miradas de los otros), y durante la "fase de seducción" (buen rollito en el trabajo, yo te enseño, yo te halago) al ver que la chica no cedió a pertenecer a su "grupito", a su "camarilla" e intentar que ésta no le hiciera sombra.... pues ya se sabe, "si no estás conmigo, estás contra mí".

Y el muy cobarde, pasó a la fase dos, a la del acoso laboral y al contagio de ese acoso en el entorno laboral. Porque los compañeros de esta chica aunque no quieran, están siendo cómplices del mobbing, son sujetos activos, bien de forma activa participando en él directamente, o bien de forma pasiva ignorando el acoso o silenciándolo.



En definitiva, para esta amiga, las consecuencias son depresión, ansiedad, problemas físicos, psicosomáticos, problemas en el desempeño de sus funciones, etc, etc, etc. 
No sé muy bien como acabará, y no me vengan a decir que utilice los recursos a su alcance para denunciar todo esto, porque en parte ya ha hecho cositas, y el resultado ha sido cero patatero. 
Solo le falta el juzgado, pero es difícil sin pruebas, su acosador es listo, ya he dicho antes que cualquiera no puede ser un "terrorista laboral", y ella... ella ya está demasiado cansada.
Ojalá tenga suerte, y encuentre una salida pronto.

martes, 9 de noviembre de 2010

SOBRE EL DEBER

En principio, pensaba escribir algo propio sobre mi visión del deber. Seguro en algún momento de nuestras vidas, bien en el ámbito laboral, o bien en el personal, nos hemos visto en la tesitura de elegir entre el deber, el querer y/o el poder, y sobre las injusticias o justicias que según la elección nos acarrearían a nosotros mismos y/o a terceros. Yo para eso tengo una solución personalizada, sé que les va a sonar raro, pero para lo personal tengo mi propio "plan de pensiones" (nada que ver con dinero, créanme!), en lo profesional navegamos como "podemos", aunque me gustaría como "debo y quiero".
Mientras pensaba como enfocar lo que pretendía escribir, me acordé de mis tiempos de estudiante, evoqué las clases de Filosofía.... y a la mente me vino Platón. Les dejo con él, para la reflexión, si es que acaso es necesaria ... . P.D.- Tengo un amigo que dice que lo que diga Platón importa una mierda, que la realidad es la que es; lo que hay que intentar es que el choque con esa realidad sea lo más suave posible para que nuestras almas puedan convivir con ella, sin hacernos mucha pupita.



CRITÓN O EL DEBER DEL CIUDADANO

SÓCRATES.- ¿Por qué vienes a esta hora, Critón? ¿ No es pronto todavía?

CRITÓN.- En efecto, es muy pronto.

SÓC.- ¿Qué hora es exactamente?

CRIT.- Comienza a amanecer.

SÓC.-Me extraña que el guardián de la prisión haya querido atenderte.

CRIT.-Es ya amigo mío, Sócrates, de tanto venir aquí; además ha recibido de mí alguna gratificación.

SÓC.- ¿Has venido ahora o hace tiempo?

CRIT.- Hace ya bastante tiempo.

SÓC.- ¿Y cómo no me has despertado en seguida y te has quedado sentado ahí al lado, en silencio?

CRIT.- No, por Zeus, Sócrates, en esta situación tampoco habría querido yo mismo estar en tal desvelo y sufrimiento, pero hace rato que me admiro viendo qué suavemente duermes, y a intención no te desperté para que pasaras el tiempo lo más agradablemente. Muchas veces, ya antes durante toda tu vida, te consideré feliz por tu carácter, pero mucho más en la presente desgracia, al ver qué fácil y apaciblemente la llevas.

SÓC.- Ciertamente, Critón, no sería oportuno irritarme a mi edad, si debo ya morir.

CRIT.-También otros de tus años, Sócrates, se encuentran metidos en estas circunstancias, pero su edad no les libra en nada de irritarse con su suerte presente.

SÓC.-Así es. Pero, ¿por qué has venido tan temprano?

CRIT.-Para traerte, Sócrates, una noticia dolorosa y agobiante, no para ti, según veo, pero ciertamente dolorosa y agobiante para mí y para todos tus amigos, y que para mí, según veo, va a ser muy difícil de soportar.

SÓC.- ¿Cuál es la noticia? ¿Acaso ha llegado ya desde Delos el barco a cuya llegada debo yo morir?

CRIT.-No ha llegado aún, pero me parece que estará aquí hoy, por lo que anuncian personas venidas de Sunio que han dejado el barco allí. Según estos mensajeros, es seguro que estará aquí hoy, y será necesario, Sócrates, que mañana acabes tu vida.

SÓC.-Pues, ¡buena suerte!, Critón. Sea así, si así es agradable a los dioses. Sin embargo, no creo que el barco esté aquí hoy.

CRIT.-¿De dónde conjeturas eso?

SÓC.- Voy a decírtelo. Yo debo morir al día siguiente de que el barco llegue.

CRIT.-Así dicen los encargados de estos asuntos.

SÓC.- Entonces, no creo que llegue el día que está empezando sino el siguiente. Me fundo en cierto sueño que he tenido hace poco, esta noche. Probablemente ha sido muy oportuno que no me despertaras.

CRIT.- ¿Cuál era el sueño?

SÓC.-Me pareció que una mujer bella, de buen aspecto, que llevaba blancos vestidos se acercó a mí, me llamó y me dijo: «Sócrates, al tercer día llegarás a la fértil Ptía»

CRIT.- Extraño es el sueño, Sócrates.

SÓC.-En todo caso, muy claro, según yo creo, Critón.

CRIT.- Demasiado claro, según parece. Pero, querido Sócrates, todavía en este momento hazme caso y sálvate. Para mí, si tú mueres, no será una sola desgracia, sino que, aparte de verme privado de un amigo como jamás encontraré otro, muchos que no nos conocen bien a ti y a mí creerán que, habiendo podido yo salvarte, si hubiera querido gastar dinero, te he abandonado. Y, en verdad, ¿hay reputación más vergonzosa que la de parecer que se tiene en más al dinero que a los amigos? Porque la mayoría no llegará a convencerse de que tú mismo no quisiste salir de aquí, aunque nosotros nos esfoRzábamos en ello.

SÓC.-Pero ¿por qué damos tanta importancia, mi buen Critón, a la opinión de la mayoría? Pues los más capaces, de los que sí vale la pena preocuparse, considerarán que esto ha sucedido como en realidad suceda.

CRIT.- Pero ves, Sócrates, que es necesario también tener en cuenta la opinión de la mayoría. Esto mismo que ahora está sucediendo deja ver, claramente, que la mayoría es capaz de producir no los males más pequeños, sino precisamente los mayores, si alguien ha incurrido en su odio.

SÓC.- ¡Ojalá, Critón, que los más fueran capaces de hacer los males mayores para que fueran también capaces de hacer los mayores bienes! Eso sería bueno.
La realidad es que no son capaces ni de lo uno ni de lo otro; pues, no siendo tampoco capaces de hacer a alguien sensato ni insensato, hacen lo que la casualidad les ofrece.

CRIT.- Bien, aceptemos que es así. ¿Acaso no te estás tú preocupando de que a mí y a los otros amigos, si tú sales de aquí, no nos creen dificultades los sicofantes al decir que te hemos sacado de la cárcel, y nos veamos obligados a perder toda nuestra fortuna o mucho dinero o, incluso, a sufrir algún otro daño además de éstos? Si, en efecto, temes algo así, déjalo en paz. Pues es justo que nosotros corramos este riesgo para salvarte y, si es preciso, otro aún mayor. Pero hazme caso y no obres de otro modo.

SÓC.- Me preocupa eso, Critón, y otras muchas cosas.

CRIT.- Pues bien, no temas por ésta. Ciertamente, tampoco es mucho el dinero que quieren recibir algunos para salvarte y sacarte de aquí. Además, ¿no ves qué baratos están estos sicofantes y que no sería necesario gastar en ellos mucho dinero? Está a tu disposici6n mi fortuna que será suficiente, según creo. Además, si te preocupas por mí y crees que no debes gastar lo mío, están aquí algunos extranjeros dispuestos a gastar su dinero. Uno ha traído, incluso, el suficiente para ello, Simias de Tebas. Están dispuestos también Cebes y otros muchos. De manera que, como digo, por temor a esto no vaciles en salvarte; y que tampoco sea para ti dificultad lo que dijiste en el tribunal, que si salías de Atenas, no sabrías cómo valerte. En muchas partes, adonde quiera que tú llegues, te acogerán con cariño. Si quieres ir a Tesalia, tengo allí huéspedes que te tendrán en gran estimación y que te ofrecerán seguridad, de manera que nadie te moleste en Tesalia.
Además, Sócrates, tampoco me parece justo que intentes traicionarte a ti mismo, cuando te es posible salvarte. Te esfuerzas porque te suceda aquello por lo que trabajarían con afán y, de hecho, han trabajado tus enemigos deseando destruirte. Además, me parece a mí que traicionas también a tus hijos; cuando te es posible criarlos y educarlos, los abandonas y te vas, y, por tu parte, tendrán la suerte que el destino les depare, que será, como es probable, la habitual de los huérfanos durante la orfandad. Pues, o no se debe tener hijos, o hay que fatigarse para criarlos y educarlos. Me parece que tú eliges lo más cómodo. Se debe elegir lo que elegiría un hombre bueno y decidido, sobre todo cuando se ha dicho durante toda la vida que se ocupa uno de la virtud. Así que yo siento vergüenza, por ti y por nosotros tus amigos, de que parezca que todo este asunto tuyo se ha producido por cierta cobardía nuestra: la instrucción del proceso para el tribunal, siendo posible evitar el proceso, el mismo desarrollo del juicio tal como sucedió, y finalmente esto, como desenlace ridículo del asunto, y que parezca que nosotros nos hemos quedado al margen de la cuestión por incapacidad y cobardía, así como que no te hemos salvado ni tú te has salvado a ti mismo, cuando era realizable y posible, por pequeña que fuera nuestra ayuda. Pero toma una decisión; por más que ni siquiera es ésta la hora de decidir, sino la de tenerlo decidido. No hay más que una decisión; en efecto, la próxima noche tiene que estar todo realizado. Si esperamos más, ya no es posible ni realizable. En todo caso, déjate persuadir y no obres de otro modo.

SÓC.- Querido Critón, tu buena voluntad sería muy de estimar, si le acompañara algo de rectitud; si no, cuanto más intensa, tanto más penosa. Así pues, es necesario que reflexionemos si esto debe hacerse o no. Porque yo, no sólo ahora sino siempre, soy de condición de no prestar atención a ninguna otra cosa que al razonamiento que, al reflexionar, me parece el mejor. Los argumentos que yo he dicho en tiempo anterior no los puedo desmentir ahora porque me ha tocado esta suerte, más bien me parecen ahora, en conjunto, de igual valor y respeto, y doy mucha importancia a los mismos argumentos de antes. Si no somos capaces de decir nada mejor en el momento presente, sabe bien que no voy a estar de acuerdo contigo, ni aunque la fuerza de la mayoría nos asuste como a niños con más espantajos que los de ahora en que nos envía prisiones, muertes y privaciones de bienes. ¿Cómo podríamos examinar eso más adecuadamente? Veamos, por lo pronto, si recogemos la idea que tú expresabas acerca de las opiniones de los hombres, a saber, si hemos tenido razón o no al decir siempre que deben tenerse en cuenta unas opiniones y otras no. ¿O es que antes de que yo debiera morir estaba bien dicho, y en cambio ahora es evidente que lo decíamos sin fundamento, por necesidad de la expresión, pero sólo era un juego infantil y pura charlatanería? Yo deseo, Critón, examinar contigo si esta idea me parece diferente en algo, cuando me encuentro en esta situación, o me parece la misma, y, según el caso, si la vamos a abandonar o la vamos a seguir. Según creo, los hombres cuyo juicio tiene interés dicen siempre, como yo decía ahora, que entre las opiniones que los hombres manifiestan deben estimarse mucho algunas y otras no. Por los dioses, Critón, ¿no te parece que esto está bien dicho? En efecto, tú, en la medida de la previsión humana, estás libre de ir a morir mañana, y la presente desgracia no va a extraviar tu juicio. Examínalo. ¿No te parece que está bien decir que no se deben estimar todas las opiniones de los hombres, sino unas sí y otras no, y las de unos hombres sí y las de otros no? ¿Qué dices tú? ¿No está bien decir esto?

CRIT.- Está bien.

SÓC.- ¿Se deben estimar las valiosas y no estimar las malas?

CRIT.- Sí.

SÓC.- ¿Son valiosas las opiniones de los hombres juiciosos, y malas las de los hombres de poco juicio?

CRIT.- ¿Cómo no?

SÓC.- Veamos en qué sentido decíamos tales cosas. Un hombre que se dedica a la gimnasia, al ejercitarla ¿tiene en cuenta la alabanza, la censura y la opinión de cualquier persona, o la de una sola persona, la del médico o el entrenador?

CRIT.-La de una sola persona.

SÓC.- Luego debe temer las censuras y recibir con agrado los elogios de aquella sola persona, no los de la mayoría.

CRIT.- Es evidente.

SÓC.-Así pues, ha de obrar, ejercitarse, comer y beber según la opinión de ése solo, del que está a su cargo y entiende, y no según la de todas los otros juntos.

CRIT.- Así es.

SÓC.- Bien. Pero si no hace caso a ese solo hombre y desprecia su opinión y sus elogios, y, en cambio, estima las palabras de la mayoría, que nada entiende, ¿es que no sufrirá algún daño?

CRIT.- ¿Cómo no?

SÓC.- ¿Qué daño es este, hacia dónde tiende y a qué parte del que no hace caso?

CRIT.- Es evidente que al cuerpo; en efecto, lo arruina.

SÓC.- Está bien. Lo mismo pasa con las otras cosas, Critón, a fin de no repasarlas todas. También respecto a lo justo y lo injusto, lo feo y lo bello, lo bueno y lo malo, sobre lo que ahora trata nuestra deliberación, ¿acaso debemos nosotros seguir la opinión de la mayoría y temerla, o la de uno solo que entienda, si lo hay, al cual hay que respetar y temer más que a todos los otros juntos? Si no seguimos a éste, dañaremos y maltrataremos aquello que se mejora con lo justo y se destruye con lo injusto. ¿No es así esto?

CRIT.-Así lo pienso, Sócrates.

SÓC.-Bien, si lo que se hace mejor por medio de lo sano y se daña por medio de lo enfermo, lo arruinamos por hacer caso a la opinión de los que no entienden, ¿acaso podríamos vivir al estar eso arruinado? Se trata del cuerpo, ¿no es así?

CRIT.- Sí.

SÓC.- ¿Acaso podemos vivir con un cuerpo miserable y arruinado?

CRIT.-De ningún modo.

SÓC.- Pero ¿podemos vivir, acaso, estando dañado aquello con lo que se arruina lo injusto y se ayuda a lo justo? ¿Consideramos que es de menos valor que el cuerpo la parte de nosotros, sea la que fuere, en cuyo entorno están la injusticia y la justicia?

CRIT.-De ningún modo.

SÓC.- ¿Ciertamente es más estimable?

CRIT.-Mucho más.

SÓC.- Luego, querido amigo, no debemos preocuparnos mucho de lo que nos vaya a decir la mayoría, sino de lo que diga el que entiende sobre las cosas justas e injustas, aunque sea uno sólo, y de lo que la verdad misma diga. Así que, en primer término, no fue acertada tu propuesta de que debemos preocuparnos de la opinión de la mayoría acerca de lo justo, lo bello y lo bueno y sus contrarios. Pero podría decir alguien que los más son capaces de condenarnos a muerte.

CRIT.- Es evidente que podría decirlo, Sócrates.

SÓC.- Tienes razón. Pero, mi buen amigo, este razonamiento que hemos recorrido de cabo a cabo me parece a mí que es aún el mismo de siempre. Examina además, si también permanece firme aún, para nosotros, o no permanece el razonamiento de que no hay que considerar lo más importante el vivir, sino el vivir bien.

CRIT.- Sí permanece.

SÓC.-¿La idea de que vivir bien, vivir honradamente y vivir justamente son el mismo concepto, permanece, o no permanece?

CRIT.- Permanece.

SÓC.-Entonces, a partir de lo acordado hay que examinar si es justo, o no lo es, el que yo intente salir de aquí sin soltarme los atenienses. Y si nos parece justo, intentémoslo, pero si no, dejémoslo. En cuanto a las consideraciones de que hablas sobre el gasto de dinero, la reputación y la crianza de los hijos, es de temer, Critón, que éstas, en realidad, sean reflexiones adecuadas a éstos que condenan a muerte y harían resucitar, si pudieran, sin el menor sentido, es decir, a la mayoría. Puesto que el razonamiento lo exige así, nosotros no tenemos otra cosa que hacer, sino examinar, como antes decía, si nosotros, unos sacando de la cárcel y otro saliendo, vamos a actuar justamente pagando dinero y favores a los que me saquen, o bien vamos a obrar injustamente haciendo todas estas cosas. Y si resulta que vamos a realizar actos injustos, no es necesario considerar si, al quedarnos aquí sin emprender acción alguna, tenemos que morir o sufrir cualquier otro daño, antes que obrar injustamente.

CRIT.-Me parece acertado lo que dices, Sócrates, mira qué debemos hacer.

SÓC.- Examinémoslo en común, amigo, y si tienes algo que objetar mientras yo hablo, objétalo y yo te haré caso. Pero si no, mi buen Critón, deja ya de decirme una y otra vez la misma frase, que tengo que salir de aquí contra la voluntad de los atenienses, porque yo doy mucha importancia a tomar esta decisión tras haberte persuadido y no contra tu voluntad; mira si te parece que está bien planteada la base del razonamiento e intenta responder, a lo que yo pregunte, lo que tú creas más exactamente.

CRIT.- Lo intentaré.

SÓC.- ¿Afirmamos que en ningún caso hay que hacer el mal voluntariamente, o que en unos casos sí y en otros no, o bien que de ningún modo es bueno y honrado hacer el mal, tal como hemos convenido muchas veces anteriormente? Eso es también lo que acabamos de decir. ¿Acaso todas nuestras ideas comunes de antes se han desvanecido en estos pocos días y, desde hace tiempo, Critón, hombres ya viejos, dialogamos uno con otro, seriamente sin darnos cuenta de que en nada nos distinguimos de los niños? O, más bien, es totalmente como nosotros decíamos entonces, lo afirme o lo niegue la mayoría; y, aunque tengamos que sufrir cosas aún más penosas que las presentes, o bien más agradables, ¿cometer injusticia no es, en todo caso, malo y vergonzoso para el que la comete? ¿Lo afirmamos o no?

CRIT.-Lo afirmamos.

SÓC.-Luego de ningún modo se debe cometer injusticia.

CRIT.-Sin duda.

SÓC.-Por tanto, tampoco si se recibe injusticia se debe responder con la injusticia, como cree la mayoría, puesto que de ningún modo se debe cometer injusticia.

CRIT.- Es evidente.

SÓC.- ¿Se debe hacer mal, Critón, o no?

CRIT.- De ningún modo se debe, Sócrates.

SÓC.- ¿Y responder con el mal cuando se recibe mal es justo, como afirma la mayoría, o es injusto?

CRIT.- De ningún modo es justo.

SÓC.- Luego no se debe responder con la injusticia ni hacer mal a ningún hombre, cualquiera que sea el daño que se reciba de él. Procura, Critón, no aceptar esto contra tu opinión, si lo aceptas; yo sé, ciertamente, que esto lo admiten y lo admitirán unas pocas personas. No es posible una determinación común para los que han formado su opinión de esta manera y para los que mantienen lo contrario, sino que es necesario que se desprecien unos a otros, cuando ven la determinación de la otra parte. Examina muy bien, pues, también tú si estás de acuerdo y te parece bien, y si debemos iniciar nuestra deliberación a partir de este principio, de que jamás es bueno ni cometer injusticia, ni responder a la injusticia con la injusticia, ni responder haciendo mal cuando se recibe el mal. ¿O bien te apartas y no participas de este principio? En cuanto a mí, así me parecía antes y me lo sigue pareciendo ahora, pero si a ti te parece de otro modo, dilo y explícalo. Pero si te mantienes en lo anterior, escucha lo que sigue.

CRIT.-Me mantengo y también me parece a mí. Continúa.

SÓC.-Digo lo siguiente, más bien pregunto: ¿las cosas que se ha convenido con alguien que son justas hay que hacerlas o hay que darles una salida falsa?

CRIT.-Hay que hacerlas.

SÓC.-A partir de esto, reflexiona. Si nosotros nos vamos de aquí sin haber persuadido a la ciudad, ¿hacemos daño a alguien y, precisamente, a quien menos se debe, o no? ¿Nos mantenemos en lo que hemos acordado que es justo, o no?

CRIT.- No puedo responder a lo que preguntas, Sócrates; no lo entiendo.

SÓC.- Considéralo de este modo. Si cuando nosotros estemos a punto de escapar de aquí, o como haya que llamar a esto, vinieran las leyes y el común de la ciudad y, colocándose delante, nos dijeran: «Dime, Sócrates, ¿qué tienes intención de hacer? ¿No es cierto que, por medio de esta acción que intentas, tienes el propósito, en lo que de ti depende, de destruirnos a nosotras y a toda la ciudad? ¿Te parece a ti que puede aún existir sin arruinarse la ciudad en la que los juicios que se producen no tienen efecto alguno, sino que son invalidados por particulares y quedan anulados?» ¿Qué vamos a responder, Critón, a estas preguntas y a otras semejantes? Cualquiera, especialmente un orador, podría dar muchas razones en defensa de la ley, que intentamos destruir, que ordena que los juicios que han sido sentenciados sean firmes. ¿Acaso les diremos: «La ciudad ha obrado injustamente con nosotros y no ha llevado el juicio rectamente»? ¿Les vamos a decir eso?

CRIT.- Sí, por Zeus, Sócrates.

SÓC.-Quizá dijeran las leyes: « ¿Es esto, Sócrates, lo que hemos convenido tú y nosotras, o bien que hay que permanecer fiel a las sentencias que dicte la ciudad?» Si nos extrañáramos de sus palabras, quizá dijeran: «Sócrates no te extrañes de lo que decimos, sino respóndenos, puesto que tienes la costumbre de servirte de preguntas y respuestas. Veamos, ¿qué acusación tienes contra nosotras y contra la ciudad para intentar destruirnos? En primer lugar, ¿no te hemos dado nosotras la vida y, por medio de nosotras, desposó tu padre a tu madre y te engendró? Dinos, entonces, ¿a las leyes referentes al matrimonio les censuras algo que no esté bien?» «No las censuro», diría yo. «Entonces, ¿a las que se refieren a la crianza del nacido y a la educación en la que te has educado? ¿Acaso las que de nosotras estaban establecidas para ello no disponían bien ordenando a tu padre que te educara en la música y en la gimnasia?» «Sí disponían bien», diría yo.«Después que hubiste nacido y hubiste sido criado y educado, ¿podrías decir, en principio, que no eras resultado de nosotras y nuestro esclavo, tú y tus ascendientes? Si esto es así, ¿acaso crees que los derechos son los mismos para ti y para nosotras, y es justo para ti responder haciéndonos, a tu vez, lo que nosotras intentemos hacerte? Ciertamente no serían iguales tus derechos respecto a tu padre y respecto a tu dueño, si lo tuvieras, como para que respondieras haciéndoles lo que ellos te hicieran, insultando a tu vez al ser insultado, o golpeando al ser golpeado, y así sucesivamente. ¿Te sería posible, en cambio, hacerlo con la patria y las leyes, de modo que si nos proponemos matarte, porque lo consideramos justo, por tu parte intentes, en la medida de tus fuerzas, destruirnos a nosotras, las leyes, y a la patria, y afirmes que al hacerlo obras justamente, tú, el que en verdad se preocupa de la virtud? ¿Acaso eres tan sabio que te pasa inadvertido que la patria merece más honor que la madre, que el padre y que todos los antepasados, que es más venerable y más santa y que es digna de la mayor estimación entre los dioses y entre los hombres de juicio? ¿Te pasa inadvertido que hay que respetarla y ceder ante la patria y halagarla, si está irritada, más aún que al padre; que hay que convencerla u obedecerla haciendo lo que ella disponga; que hay que padecer sin oponerse a ello, si ordena padecer algo; que si ordena recibir golpes, sufrir prisión, o llevarte a la guerra para ser herido o para morir, hay que hacer esto porque es lo justo, y no hay que ser débil ni retroceder ni abandonar el puesto, sino que en la guerra, en el tribunal y en todas partes hay que hacer lo que la ciudad y la patria ordene, o persuadirla de lo que es justo; y que es impío hacer violencia a la madre y al padre, pero lo es mucho más aún a la patria?» ¿Qué vamos a decir a esto, Critón? ¿Dicen la verdad las leyes o no?

CRIT.-Me parece que sí.

SÓC.-Tal vez dirían aún las leyes: «Examina, además, Sócrates, si es verdad lo que nosotras decimos, que no es justo que trates de hacernos lo que ahora intentas. En efecto, nosotras te hemos engendrado, criado, educado y te hemos hecho partícipe, como a todos los demás ciudadanos, de todos los bienes de que éramos capaces; a pesar de esto proclamamos la libertad, para el ateniense que lo quiera, una vez que haya hecho la prueba legal para adquirir los derechos ciudadanos y, haya conocido los asuntos públicos y a nosotras, las leyes, de que, si no le parecemos bien, tome lo suyo y se vaya adonde quiera. Ninguna de nosotras, las leyes, lo impide, ni prohíbe que, si alguno de vosotros quiere trasladarse a una colonia, si no le agradamos nosotras y la ciudad, o si quiere ir a otra parte y vivir en el extranjero, que se marche adonde quiera llevándose lo suyo.
«El que de vosotros se quede aquí viendo de qué modo celebramos los juicios y administramos la ciudad en los demás aspectos, afirmamos que éste, de hecho, ya está de acuerdo con nosotras en que va a hacer lo que nosotras ordenamos, y decimos que el que no obedezca es tres veces culpable, porque le hemos dado la vida, y no nos obedece, porque lo hemos criado y se ha comprometido a obedecernos, y no nos obedece ni procura persuadirnos si no hacemos bien alguna cosa. Nosotras proponemos hacer lo que ordenamos y no lo imponemos violentamente, sino que permitimos una opción entre dos, persuadirnos u obedecemos; y el que no obedece no cumple ninguna de las dos. Decimos, Sócrates, que tú vas a quedar sujeto a estas inculpaciones y no entre los que menos de los atenienses, sino entre los que más, si haces lo que planeas.»
Si entonces yo dijera: «¿Por qué, exactamente?», quizá me respondieran con justicia diciendo que precisamente yo he aceptado este compromiso como muy pocos atenienses. Dirían: «Tenemos grandes pruebas, Sócrates, de que nosotras y la ciudad te parecemos bien. En efecto, de ningún modo hubieras permanecido en la ciudad más destacadamente que todos los otros ciudadanos, si ésta no te hubiera agradado especialmente, sin que hayas salido nunca de ella para una fiesta, excepto una vez al Istmo, ni a ningún otro territorio a no ser como soldado; tampoco hiciste nunca, como hacen los demás, ningún viaje al extranjero, ni tuviste deseo de conocer otra ciudad y otras leyes, sino que nosotras y la ciudad éramos satisfactorias para ti. Tan plenamente nos elegiste y acordaste vivir como ciudadano según nuestras normas, que incluso tuviste hijos en esta ciudad, sin duda porque te encontrabas bien en ella. Aún más, te hubiera sido posible, durante el proceso mismo, proponer para ti el destierro, si lo hubieras querido, y hacer entonces, con el consentimiento de la ciudad, lo que ahora intentas hacer contra su voluntad. Entonces tú te jactabas de que no te irritarías, si tenías que morir, y elegías, según decías, la muerte antes que el destierro. En cambio, ahora, ni respetas aquellas palabras ni te cuidas de nosotras, las leyes, intentando destruimos; obras como obraría el más vil esclavo intentando escaparte en contra de los pactos y acuerdos con arreglo a los cuales conviniste con nosotras que vivirías como ciudadano. En primer lugar, respóndenos si decimos verdad al insistir en que tú has convenido vivir como ciudadano según nuestras normas con actos y no con palabras, o bien si no es verdad.» ¿Qué vamos a decir a esto, Critón? ¿No es cierto que estamos de acuerdo?

CRIT.-Necesariamente, Sócrates.

SÓC.- «No es cierto -dirían ellas- que violas los pactos y los acuerdos con nosotras, sin que los hayas convenido bajo coacción o engaño y sin estar obligado a tomar una decisión en poco tiempo, sino durante setenta años, en los que te fue posible ir a otra parte, si no te agradábamos o te parecía que los acuerdos no eran justos. Pero tú no has preferido a Lacedemonia ni a Creta, cuyas leyes afirmas continuamente que son buenas, ni a ninguna otra ciudad griega ni bárbara; al contrario, te has ausentado de Atenas menos que los cojos, los ciegos y otros lisiados. Hasta tal punto a ti más especialmente que a los demás atenienses, te agradaba la ciudad y evidentemente nosotras, las leyes. ¿Pues a quién le agradaría una ciudad sin leyes? ¿Ahora no vas a permanecer fiel a los acuerdos? Sí permanecerás, si nos haces caso, Sócrates, y no caerás en ridículo saliendo de la ciudad.
»Si tú violas estos acuerdos y faltas en algo, examina qué beneficio te harás a ti mismo y a tus amigos. Que también tus amigos corren peligro de ser desterrados, de ser privados de los derechos ciudadanos o de perder sus bienes es casi evidente. Tú mismo, en primer lugar, si vas a una de las ciudades próximas, Tebas o Mégara, pues ambas tienen buenas leyes, llegarás como enemigo de su sistema político y todos los que se preocupan de sus ciudades te mirarán con suspicacia considerándote destructor de las leyes; confirmarás para tus jueces la opinión de que se ha sentenciado rectamente el proceso. En efecto, el que es destructor de las leyes, parecería fácilmente que es también corruptor de jóvenes y de gentes de poco espíritu. ¿Acaso vas a evitar las ciudades con buenas leyes y los hombres más honrados? ¿Y si haces eso, te valdrá la pena vivir? O bien si te diriges a ellos y tienes la desvergüenza de conversar, ¿con qué pensamientos lo harás, Sócrates? ¿Acaso con los mismos que aquí, a saber, que lo más importante para los hombres es la virtud y la justicia, y también la legalidad y las leyes? ¿No crees que parecerá vergonzoso el comportamiento de Sócrates? Hay que creer que sí. Pero tal vez vas a apartarte de estos lugares; te irás a Tesalia con los huéspedes de Critón. En efecto, allí hay la mayor indisciplina y libertinaje, y quizá les guste oírte de qué manera tan graciosa te escapaste de la cárcel poniéndote un disfraz o echándote encima una piel o usando cualquier otro medio habitual para los fugitivos, desfigurando tu propio aspecto. ¿No habrá nadie que diga que, siendo un hombre al que presumiblemente le queda poco tiempo de vida, tienes el descaro de desear vivir tan afanosamente, violando las leyes más importantes? Quizá no lo haya, si no molestas a nadie; en caso contrario, tendrás que oír muchas cosas indignas. ¿Vas a vivir adulando y sirviendo a todos? ¿Qué vas a hacer en Tesalia sino darte buena vida como si hubieras hecho el viaje allí para ir a un banquete? ¿Dónde se nos habrán ido aquellos discursos sobre la justicia y las otras formas de virtud? ¿Sin duda quieres vivir por tus hijos, para criarlos y educarlos? ¿Pero, cómo? ¿Llevándolos contigo a Tesalia los vas a criar y educar haciéndolos extranjeros para que reciban también de ti ese beneficio? ¿O bien no es esto, sino que educándose aquí se criarán y educarán mejor, si tú estás vivo, aunque tú no estés a su lado? Ciertamente tus amigos se ocuparán de ellos. ¿Es que se cuidarán de ellos, si te vas a Tesalia, y no lo harán, si vas al Hades, si en efecto hay una ayuda de los que afirman ser tus amigos? Hay que pensar que sí se ocuparán.
«Más bien, Sócrates, danos crédito a nosotras, que te hemos formado, y no tengas en más ni a tus hijos ni a tu vida ni a ninguna otra cosa que a lo justo, para que, cuando llegues al Hades, expongas en tu favor todas estas razones ante los que gobiernan allí. En efecto, ni aquí te parece a ti, ni a ninguno de los tuyos, que el hacer esto sea mejor ni más justo ni más pío, ni tampoco será mejor cuando llegues allí. Pues bien, si te vas ahora, te vas condenado injustamente no por nosotras, las leyes, sino por los hombres. Pero si te marchas tan torpemente, devolviendo injusticia por injusticia y daño por daño, violando los acuerdos y los pactos con nosotras y haciendo daño a los que menos conviene, a ti mismo, a tus amigos, a la patria y a nosotras, nos irritaremos contigo mientras vivas, y allí, en el Hades, nuestras hermanas las leyes no te recibirán de buen ánimo, sabiendo que, en la medida de tus fuerzas has intentado destruirnos. Procura que Critón no te persuada más que nosotras a hacer lo que dice.»
Sabe bien, mi querido amigo Critón, que es esto lo que yo creo oír, del mismo modo que los coribantes creen oír las flautas, y el eco mismo de estas palabras retumba en mí y hace que no pueda oír otras. Sabe que esto es lo que yo pienso ahora y que, si hablas en contra de esto, hablarás en vano. Sin embargo, si crees que puedes conseguir algo, habla.

CRIT.- No tengo nada que decir, Sócrates.

SÓC.- Ea pues, Critón, obremos en ese sentido, puesto que por ahí nos guía el dios.

domingo, 7 de noviembre de 2010

YA NO QUIERO JUGAR CONTIGO

Es obvio que estamos viviendo una situación económica difícil, en la que los recortes en todas las Administraciones Públicas están al orden del día; lo que conlleva una guerra mediática entre ellas mismas, en la que acabamos perdiendo todos, especialmente las personas más desfavorecidas; y en nuestras mentes el mensaje que nos queda de estas Administraciones, en concreto la Administración Local, a veces con actitudes infantiles y egoístas, es el "pues ahora ya no quiero jugar contigo".

La mayoría de los ciudadanos en estos momentos nos hemos desprendido de gastos que en tiempos de bonanza nos eran fáciles de realizar, y no sólo hablo de aquellos gastos que tienen que ver con el ocio (necesarios para nuestra salud mental y felicidad), como ir al cine, comer en un restaurante, asistir a un concierto de música, o dejar de dar vueltas por la isla con nuestros vehículos porque gastamos gasolina y nos hace falta para desplazarnos a nuestros trabajos, o para recoger a nuestros hijos del colegio; también hablo de reducción de gastos en alimentación, buscando las famosas "marcas blancas" para poder llegar a fin de mes.

Y qué tipo de recortes hace la Administración Local? Qué tipo de recortes se han llevado a cabo en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana? Contesten ustedes mismos.

Escribo esto por las noticias que durante esta semana se han venido publicando en diversos medios de comunicación digitales: "Concejales de Servicios Sociales exigen al Gobierno mantener los programas actuales", "San Bartolomé se une contra los recortes sociales".

El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, hasta hace unos meses ha contratado personal de confianza, cuando los Servicios Sociales de este Ayuntamiento están desbordados por familias solicitando vales de alimentos; seguro que algunos creen que los cargos de confianza son necesarios (y seguro que lo son), y que el gasto que originan es mínimo, claro!! qué son 300.000 eurillos de nada...., y por qué nuestros Concejales son remunerados por asistir a los Plenos? Acaso no forma parte de su labor acudir a ellos? A mí no me pagan ningún extra por "acudir" a mi puesto de trabajo.

Voy a contarles algo de un servicio específico, que me atañe a mí porque presto mis servicios en él, a mis compañeros de trabajo, y en especial y lo más importante a las personas que necesitan de él para salir adelante.


El año pasado, por estas fechas, se armó tremendo revuelo porque el Servicio de Drogodependencias de este Ayuntamiento, sufrió un recorte de 15.000 euros por parte del Gobierno de Canarias. 

Un apunte:
 Ley 9/1998, de 22 de julio, sobre prevención, asistencia e inserción social en materia de drogodependencias. CAPÍTULO II: COMPETENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN LOCAL.
Artículo 34, punto 2.
Competencias de los municipios:
2. Además de las señaladas en el punto anterior, los municipios de más de 20.000 habitantes tienen las siguientes competencias y responsabilidades mínimas:
  1. La aprobación de Planes Municipales sobre Drogas, elaborados en coordinación y de acuerdo con los criterios y directrices del Plan Canario sobre Drogas, que incluyan programas de prevención e integración social, así como de información, orientación y motivación de drogodependientes a través de los centros de servicios sociales.
  2. La coordinación de los programas de prevención e integración social que se desarrollen exclusivamente en el ámbito de su municipio.
  3. El apoyo a las asociaciones y entidades que en el municipio desarrollen actividades previstas en el Plan Canario sobre Drogas.
  4. La formación en materia de drogas del personal propio.
  5. La promoción de la participación social en esta materia en su ámbito territorial.

Este año estamos en las mismas, haber recortes hailos, pero no se podrían compensar con esos 300.000 eurillos de nada para seguir prestando un servicio necesario para la comunidad? No se ha convertido todo esto en una batalla política en la que a algunos no les interesa poner de su parte, y en vez de unirse realmente y buscar soluciones, lo que interesa es el.... YA NO QUIERO JUGAR CONTIGO?


domingo, 31 de octubre de 2010

GÉNERO E IGUALDAD

Hola a todos!! Permítanme la licencia de utilizar la palabra "todos" sin más para saludarles. Antes de continuar, recalcar que soy mujer, me siento mujer y estoy orgullosa de serlo, pero sinceramente les digo que a mí la igualdad respecto a los hombres no me lo da el entrar en una reunión, en el trabajo, en un acto público, etc, etc, etc, y que me saluden diciendo "hola a todos y a todas". A lo mejor estoy equivocada, e incluso puede que tenga una mente cuadrada que vive en un mundo redondo y vea las cosas de otra manera.

Para mí la igualdad va más allá de una simple distinción de género en nuestro vocabulario. El día que vea que no hay distinción socioeconómica entre hombres y mujeres, me sentiré igual; el día que vea que tanto hombres como mujeres adoptan diferentes roles (sin que se ponga el grito en el cielo) en la vida familiar y laboral, me sentiré igual; el día que no haya diferencias entre los derechos y deberes de mujeres y hombres en el planeta, ese día me sentiré igual; el día en que hombres y mujeres podamos mantener las relaciones sexuales que nos plazcan sin que a las primeras nos tachen de "frescas" y a los segundos de "machotes", ese día me sentiré igual.

Bien es cierto, que la condición de la mujer ha avanzado de manera significativa durante el siglo XX, en materia de educación, participación política, control de la natalidad, etc; pero todavía queda muchísimo trabajo en materia de equidad de género. 
Echen un vistazo a la situación de la mujer en el panorama mundial: en Asía, la práctica del aborto selectivo de fetos femeninos ante la preferencia de los hijos varones; en Europa:el  tráfico de mujeres como "trabajadoras del sexo"; el mundo islámico, donde todavía las mujeres se encuentran bajo la tutela legal de los hombres, matrimonios forzados, lapidación... .

No se que pensarán ustedes al respecto, yo lo tengo claro, a las mujeres la igualdad no nos la da una vocal.

sábado, 30 de octubre de 2010

EN EL TERCER PELDAÑO

A pesar de las apariencias, casi todo en mi vida tiene un por qué, incluso en aquellos momentos en los que actúo bajo la influencia de esa gran impulsividad que forma parte de mi  ser, y que a veces, las menos, consigo controlar (y eso que he sido modelada cual Galatea por su Pigmalión).

Y el título de este blog no iba a ser una excepción...

Admiradora de Antonio Gala, y como no, del AMOR (en mayúsculas): 
" Al principio el amor es suave pensamiento. Alguien pasa y decimos: <<Qué hermoso el mundo con esta luz enfrente, con esta luz iluminando el cielo.>> Es un primer peldaño balbuceante. [...] El segundo peldaño es el enamoramiento: al gustar sigue el querer; al caer en amor, al estar en amor; al flechazo, la voluntad de abrirse en una herida jubilosa; a la ceguera, el iniciar a tientas el recíproco camino de la aproximación; a la pasión -con lo que tiene de inacción y de padecimiento- una conciencia activa, una afirmación y, en definitiva, una elección.
En el tercer peldaño al querer sigue el amar en estricto sentido: el yo te amo, con esos dos pronombres personales por delante.[...] Y donde hacer el amor no se confunde con hacer los gestos del amor, sino que consiste en una ardua labor: ayudar a otra persona -la más próxima- a cumplirse, y que tal ayuda nos ayude a cumplirnos."


Y en eso estamos, en el tercer peldaño, disfrutándolo, viviéndolo, sintiéndolo, y deseando que mi alterego, un día de estos sin mediar palabras y con la chispa de su mirada... me haga sentir que por fin se encuentra, junto a mí, EN EL TERCER PELDAÑO.